Que nunca te falte...
En el ranking número uno de "¿para qué tengo esta herramienta?" sin dudas se encuentra la fresadora de asientos de canillas, así que es justicia dedicarle una entrada por una vez que me salva las papas.
Con ustedes:
Cuando me mudé e hice la cocina cambié chicotes del bajomesada y el cierre de la canilla, pese a eso siempre goteó. Onda que había que cerrarla con muuuuucha fuerza y pese a eso siempre algo de agua se escapaba. En los últimos tiempos empeoró y hará cosa de 1 mes compré un nuevo cierre (este modelo de FV es una caca, el cuerito está remachado así que hay que cambiar el vástago completo), cuando fui a cambiarlo me di cuenta que era la misma que había cambiado hace menos de 1 año. Siguió goteando, por lo que el problema no estaba ahí.
Pese a que a simple vista no se notaba nada raro o que pasándole el dedo no se sentía ningún diente (más allá de una maquinación chotísima que te cortaba) fui a recuperar la fresadora, que había usado por última vez hacía más de 15 años y andaba guardada en un armario. Al darle la primera devastada surgió esto:
Seh, ahora sí, un grosso defecto de fabricación de más de 1mm de profundidad. No sé cómo instalaron eso, nunca puede haber cerrado bien. No esperaba algo así, tuve que darle un buen rato para rebajarlo completo. Quedó así:
Cierre perfecto, ni una gotita se escapa ahora:
En tiempos del cierre cerámico y el monocomando, larga y próspera vida a la fresa de asiento. Espero no volver a necesitarte de nuevo en al menos 15 años.